El Rin-ran es una ensalada muy veraniega, en nuestra tierra la receta proviene de las casas más humildes, donde se preparaba el plato con los diversos productos que se tuvieran a mano.
En la época que yo era pequeña el Rin-rán nos sabia a gloria a día festivo, a las cosas más ricas que podíamos disfrutar en aquellos años y me trae a la memoria, la tienda de comestibles del tío Nus el Catalán, un sitio, que en aquellos años se me antojaba un paraíso para los sentidos, el olor y el colorido de los mejores productos de la época, con sus mejores marcas.
Cuando llegado el sábado mi madre me mandaba a comprar las aceitunas, el pimiento morrón y el escabeche con su caldito a la tienda del Catalán para elaborar el Rin-rán, al subir los escalones y acercarme a la puerta me invadía una alegría comparable a entrar en el mundo de los sueños
Pero los recuerdos del Rin-rán me llevan sobre todo a un día en el río.
Un paisaje que llevo en la memoria, que contribuía, a que nuestras sacrificadas vidas de entonces participaran de un espacio natural.
Miro desde lo alto del puente, el discurrir de sus aguas plomizas y contaminadas hoy y con el poder reconstructor de mi memoria, absurdamente, puedo imaginar que de nuevo, sus aguas surgen cristalinas, para que volvamos a nuestra niñez, a, aquellas tardes en que bajábamos con los mayores a pescar carpas y nos bañándonos en sus aguas transparentes, esos días en los que dábamos buena cuenta de una merienda en la frondosa rivera del río, preparada para la ocasión, en las que no faltaba el Rin-rán y después los más mayores dormían la siesta bajo la sombra de la chopera, mientras los más pequeños jugábamos en sus señaladas orillas, donde la arena formaba playitas para nuestro disfrute.
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En aquellos años no había que viajar lejos para darse un baño en plena naturaleza, el paraíso lo teníamos a mano, nuestro río, el Guadarrama
La naturaleza nos regalo el río y su entorno, a nosotros, que nos toco nacer en las tierras de la Sagra, inhóspitas en el verano y hoy lo hemos perdido.
Familias enteras de los pueblos de alrededor a sí como de nuestro pueblo, llenaban los caminos del río con sus carros y mulas, buscando pasar un día festivo en sus orillas, e igualmente disfrutábamos cuando íbamos a lavar, que parecía que hasta que no llegaba el buen tiempo y bajábamos a lavar, la ropa no tenía buen color y olor.
Y es que cuando yo iba a lavar al río, con pocos años, mi tía preparaba siempre para la comida un Rin-ran, el tomate, el pimiento morrón, la cebolleta, las aceitunas, el huevo duro y el escabeche, con su caldito que le daba ese toque al aliño, después de estar toda la mañana en el lavador dando que dando a la ropa, nos sabia a gloria, que hambre nos daba el baño que nos dábamos antes de la comida en las calentitas aguas del río, que discurrían tranquilas y al margen de nuestro cansancio.
Amanecía cuando partíamos de camino, con la carga en el borrico y nosotras andando, que era mucho peso para el animal, recuerdo que llegando a la orilla dejábamos la carga, entonces buscábamos un buen sitio para el borrico y una sombra detrás de una junquera para la merienda, mojábamos un saco o un costal y tapábamos la tartera con los ingredientes para el Rin-ran.
Recuerdo un día que se me vertió el aliño que llevábamos en un frasco, quedaron los posos y a mi me apenaba que el Rin-ran estuviera sin caldo a la hora de comer, porque mojar el pan en el caldo que quedaba constituía para mi lo mejor de este plato.
Cuando mi tía se dispuso a elaborar el Rin-ran abrió la tartera que contenía el escabeche y allí apareció el caldo, que nos vendían con el escabeche en la tienda y me dí cuenta, que ése sin duda, era el secreto de un buen Rin-rán.
La receta
Ingredientes:
Tomates
Pepinos
Cebolletas
Huevos duros
Aceitunas
Atún en escabeche
Pimiento morrón
Aceite de oliva y vinagre
Sal, ajo y cominos
Elaboración:
Escaldamos los tomates en agua hirviendo, durante 1 minuto, los retiramos e introducimos en agua fría
En una ensaladera honda ponemos, los tomates partidos en trozos grandes, incorporamos picados en trozos pequeños, los pepinos, el pimiento, el atún y la cebolleta
Partimos los huevos duros y retiramos las yemas, las claras troceadas las añadimos a la ensaladera
En un mortero hacemos un majado con las yemas de los huevos el ajo y los cominos, una vez bien machacados, incorporamos el aceite y el vinagre, añadimos todo a la ensaladera, mezclamos bien y completamos con un chorro de agua
Encarnación Ortiz Serrano, propietaria junto con mi marido Fernando Grande Bellido, de Mesón La Posada De Recas
Gonzalo dijo:
qué recuerdos!!!!